Que la política saca lo peor de la gente constituye una de esas verdades universalmente aceptadas hoy día. Sin embargo, es sólo la mitad de la verdad. La política hace aflorar también lo mejor de las personas y la vida me ha puesto en situación de comprobarlo durante la campaña interna a la elección de un nuevo Consejo de Dirección de UPyD. Con todas las personas con las que he realizado el viaje de Renovadores he contraído una inmensa deuda de gratitud. Para dejar constancia de mi agradecimiento y no para saldar esa deuda impagable, escribo esto que no es un texto, sino un abrazo…
A Luis de Velasco, el referente moral y personal, hombre parco en palabras y generoso en todo lo demás, que cuando ya salía de la política volvió al ver su querida UPyD en peligro.
A Rodrigo Tena, por su clarividencia estratégica, y porque es necesario haber leído mucho para conjugar el humor británico, el ideal griego y el pragmatismo romano sin dejar de tener la cabeza ordenada.
A Luciana Miguel, por la fortaleza de sus convicciones y su templanza, por hacer fáciles las decisiones difíciles, por ser una mujer que se viste por los pies. Por un sencillo “yo voy a estar a vuestro lado”.
A Félix Ortiz, el acogedor discreto, el hombre de los mil teléfonos y los mil kilómetros, por su generosidad y porque sabe mejor que nadie que la política es un arte.
A Toni Cantó, por los abrazos de compañero, las risas de amigo, las palabras de calor, y por preferir, como Sócrates, padecer injusticias a cometerlas.
A Álvaro Anchuelo, hombre de palabra, sin estridencias. Llegó, sirvió y venció. Por su apoyo público cuando la noche era aún cerrada.
A Almudena Fernández de Soto, que sólo dijo “estoy contigo” y empezó a trabajar para que despuntara el día, por su diligencia, su buen humor y su sacrificio.
A Eva María Sánchez, porque a veces quien nadie imagina capaz de hacer nada es capaz de hacer lo que nadie imagina. Porque sabe que los humanos somos conversación.
A Alicia Gil, por su liderazgo brillante, porque es capaz de hacer trampolines en el mar, porque ve un castillo en el aire y le pone los cimientos más sólidos.
A Sergio López, por su solidez personal, por hablar a tiempo, por estar siempre ahí, incluso en silencio, que es lo más difícil.
A Rafa Pacheco, por guardar el bosque libre de rastrojos para evitar el incendio troll, por ser el hombre invisible tras la conversación, por profesionalizar el marketing digital y llenarlo de @QueBuenRollo.
A Fernando Tellado, porque sabe que el mundo virtual es real y trabaja en ambos con igual dedicación, porque cree en la política de humanos.
A Manu Custodio, porque fue valiente el día que había que serlo y mucho más valiente los días siguientes.
A Manu de Lucas, que salía por las noches con el Excel, por custodiar el tesoro de la victoria con buen humor y rigor de ingeniero a partes iguales, por su optimismo infatigable.
A David Devesa, porque sabe que un líder se debe a los suyos, porque se ríe en las peores circunstancias, por su solidez política y su inquebrantable decisión. Por el entrañable arroz de Benidorm. Y a Santiago, que estaba dispuesto a hacer de guardaespaldas.
A Encarna Hernández, porque su altura de miras y su generosidad son un valor indispensable en la política, porque los valientes no son los que no tienen miedo, sino los que, pese a él, siguen adelante.
A David Andina, porque sólo él sabe transformar el pesimismo en acción, porque no consigue dejar de ser joven por más que se empeñe.
A David Ortega, que tardó en llegar pero llegó puntual, por su responsabilidad y valentía.
A Carlos Tejada, que piensa, conduce y todo lo que haga falta, sin dejar de ser un gentleman un solo minuto.
A Gemma Pocino, que tuvo el valor de poner su nombre y su razón, de transformar el caos en textos coherentes.
A Beatriz Becerra, por su sereno compromiso, su equilibrio, su sabiduría.
A Bernie Navazo, porque dejó el recreo para poner su talento a nuestro servicio, por las horas de conversación preclara, porque sabe que la vida es juego, pero hay que jugar muy en serio.
A José Luis Bajo, porque preservó su libertad ejerciéndola para trabajar sin descanso, como si cobrara. Por su profesionalidad. Por creer.
A Paloma López Moreno, luchadora y aventurera, que arriesgó sin conocer. Por el contagioso estruendo de su risa.
A Lydia Blanco que, entre la seguridad de un cargo y sus convicciones, prefirió pelear hasta el final por aquello en lo que creía. No es la única de esta lista, pero a ella la urgencia no le mete prisa.
A Nacho Fernández, nadie mejor que él aparta los obstáculos a un lado para seguir avanzando, por su entusiasmo e ilusión.
A Mayte Olalla, porque lidera sonriendo, por su prudencia exquisita, porque sabe que lo difícil no es ser bueno, sino ser justo.
A Noelia Losada, por hacer kilómetros sin descanso, por los 45 grados a la sombra de Córdoba, por arriesgar.
A José Cárdenes, por haber estado cerca allá lejos, por su trabajo solitario, sus selfies y porque destila buen humor incluso por whatsapp.
A Gabriel López, trabajador minucioso y discreto, infatigable, pausado. La paz necesaria en cualquier reunión.
A Óscar Sánchez Alonso, porque lo entiende todo y aún así no desespera.
A Miguel del Amo, que ve las cosas claras cuando están oscuras y las explica con sencillez cuando son complejas.
A Miguel Ángel Malavia, que hizo fluir la conversación renovadora, y explicó por qué tantos estaban en lo mismo aunque no se conocieran entre sí.
A Laura Rodríguez-Carretero, porque sabe tirar del carro más difícil con un solo dedo, por su alegría.
A Lucas Calvo, por la acogida generosa, y por estar ahí al fondo, donde no se ve.
A Héctor Pérez Sánchez, por darle vida a nuestros actos en el mundo virtual, por ser el eco de la renovación, por la discreción.
A Lucía, por ser la voz firme y segura de los jóvenes, y con ella a todos los estudiantes, por creer en el futuro y ayudar a hacerlo presente, por el brillo de vuestros ojos.
A Álvaro Lario, por saber perdonar y porque en él cobra realidad aquello que escribió Chesterton: algunas personas son mucho más grandes por dentro que por fuera.
A Chema Larrea y Miguel Ángel Quintana Paz, por acreditar su liberalidad y tolerancia, por superar los juicios previos y empezar de nuevo antes de empezar.
A #PabloRenovador, por su compromiso casi clandestino, su ilusión juvenil que nos hizo más jóvenes a todos.
A los embajadores de la renovación en toda España y en algunos sitios del mundo: Roberto Moreno, Sergio Martínez, Miguel Arranz, Jesús Gamonal, Sergi Moreno, Merche Pérez, Carlos Ferrera, Daniel Sanz, Gonzalo Monedero, Alicia García Flores, Javier Carretero, Andi Bonilla, Carlos Casar, Guillermo Passas Varo, Germán Barrena, Carlos Márquez, Luis Miguel Martín, Emilio Plaza, Emilio Martín, Miguel (Seseña), Isidro (Azuqueca), Celia Cámara, Dámaso Cabrera, Javi Pereda, Max Camuñas, Antonio Castro, Enrique Caruana, Diego Santamaría, Jesús Rico, Jesús Macías, Antonio Moreno, Mariano Martínez, Santi Pérez, Ramón Otero, Cris Azpeitia, Diego Giráldez, Diego de Schouwer, José Corrales, Rubén Herráiz, Javier Pereda, Joaquín Sevilla, Roberto Vega, Daniel Rubio, Víctor Gómez Guille Ibernón, Javier Lera, Raúl Martín, Alejandro Hurtado, Eva Gómez, Mcarena Castro, Carlos Sabater, Andrés Álvarez, Sergio Jiménez, Álex Cabrera, Borja Torres, Óliver Rodríguez, René Rodríguez, Miguel Caberta, Edu García, Aitor Cinza, Chema Checa, Chema San Miguel, Montse Hernández, Vicente Escalante, Isidoro García, Juanma García, Lolo Ruiz, Juan Carlos Fernández, Javier Cerrajero, Walter Rodríguez, Oliver Ortiz, Paco Zaragozí, Pablo Martínez del Blanco, Gaspar Fenollar, Julián González Rebollo, Olga Fabello, Israel Álvarez, Carlos Fontán, Dani Turrado, Pili Abuin, Miguel Prados, Jesús Moreno, César Mateos, Tomás Conde, Sara (@cxlpha), todos y cada uno de los CiberRenovadores, a todos vosotros por vuestra dedicación y liderazgo para extender el sueño de renovar nuestro partido, por las gestiones que habéis hecho, por haber sido apoderados de nuestra candidatura, por las llamadas de teléfono, por los vídeos de apoyo, por los tuits, por los posts, por las fotos, por todos esos granitos de arena que se han traducido en un gran resultado. Ha habido tantos cientos de Renovadores apoyando que, pese al gran esfuerzo del equipo por nombraros a todos, es posible que se nos haya olvidado alguien. Disculpadnos si es así.
A los afiliados de Segovia, que fueron pioneros en dar literalmente la cara y se entusiasmaron cuando todo era complicado (si es que en algún momento dejó de serlo). A los afiliados de Alicante, que conocen la fuerza del equipo, extraen ilusión de la derrota y dan abrazos de los que nunca se olvidan. A los de Granada, por su pasión política, por el cariño infinito, por las cañas. A todos los afiliados de toda España que nos han apoyado y también a los que nos llevaron la contraria en las reuniones, pues nos han hecho más tolerantes. A todos los que se quedaron para votar Renovadores.
A mi familia entera, por las horas que les debo, especialmente a mi madre y a mi hijo, que me dijeron “no lo hagas” y al minuto siguiente me apoyaron incondicionalmente. A Javier, por tener siempre la luz encendida.
Gracias a todos por ser conscientes de que la realidad puede cambiar pero no va a hacerlo sin nosotros. Gracias por vuestro cariño.
Irene Lozano
